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Writer's pictureEnrique Portnoy

NO SABEMOS LO QUE VA A PASAR, PERO SABEMOS LO QUE NO VA A PASAR



Difícil pensar que alguien puede determinar lo que va a pasar en la vida. Tanto a nivel personal como profesional.

Más simple es asegurar lo que “no va a pasar”. Lo que no va a pasar estará determinado por los actos o las acciones que nunca estaríamos dispuestos a realizar, o por decisiones que hemos tomado para hacernos cargo de situaciones.

Este “no va a pasar”, nos permite y nos exige que planifiquemos las próximas acciones que llevaremos adelante, después de haber racionalizado lo que vamos a enfrentar.


¿Es una exigencia? Si. Es una exigencia. Impuesta por nosotros mismos.

Llega un momento en la vida en el que no nos sirve “abrir la puerta” para ver que pasa. La causalidad contra la casualidad.

Entender que puesto ocupo en la cancha. Marcar en el escenario “dónde me pongo”. Evaluar racionalmente las alternativas que tengo frente a mi y las que vamos a intentar buscar que para que se presenten y estar preparados para enfrentarlas.

“A mí nunca me va a pasar que voy a presentarme en un examen sin prepararme”.

“Nunca voy a asumir un compromiso que no esté dispuesto a cumplir”.

“No voy a discutir por plata”.

“Nunca me voy a hacer cargo de una responsabilidad para la cual no esté preparado”.

Palabras, palabras… intenciones, para las cuales necesitamos acción razonada.

La incertidumbre complica las proyecciones a futuro, pero anticiparnos a decidir lo que si queremos que ocurra y lo que no queremos que ocurra, nos ayudará a clarificar por dónde es mejor no transitar.

Las decisiones, son como las flechas, se toman hoy y tienen efecto para adelante, nunca van hacia atrás.

¡Sigamos aprendiendo!

Ese es “El Desafío”; el de Segundo Tiempo; el de siempre.

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