¡Es lindo!
¡Tiene talento!
Actúa en series y en la televisión.
Es un chico joven y tiene mucho futuro. Mira “la facha” que tiene.
¿En serio?
¿Tiene futuro?
Igual que como en otros ámbitos de la vida dónde los ciclos quizás no sean tan largos.
Si no nos preparamos estudiando actuación, adquiriendo conocimientos y habilidades, si no tenemos la actitud para formarnos; dejamos de ser lindo y se nos termina la carrera.
Salimos del escenario. Nos sacan de la cancha.
Transcurre el tiempo y perdemos velocidad y dinámica. Jugábamos de titular y en puestos de choque, ya no tenemos la capacidad para ese puesto.
La alternativa: Aprender a movernos en otros lugares de la cancha; hasta que tengamos que hacerlo del otro lado de la línea de cal. El escenario es muy amplio.
El secreto es entender. El desafío es animarnos a aprender.
El fracaso forma parte del éxito y exponerse a una situación donde reconocemos que queremos progresar aprendiendo nos posiciona en un excelente lugar.
Quién cree que ya sabe todo, está complicado.
Lo racional y lo emocional nos conduce a una situación de poder aprovechar lo que viene.
El quedarnos en una postura de “siempre voy a ser lindo”, no tiene análisis, solamente tiene un destino… ¡el tercer tiempo! O, quizás el cuarto.
Los valores. Las prioridades. El despertarnos con un desafío nos permite seguir disfrutando.
Tomemos decisiones siempre. Lo que no hicimos hasta ahora, ya no podemos modificarlo pero para adelante tenemos el Segundo Tiempo.
Las flechas van sólo para adelante, como la vida.
Paremos la pelota y definamos que queremos ser cuando seamos grandes.
